miércoles, 21 de octubre de 2015

balistica forense

Balística forense  

El gran avance tecnológico de los últimos tiempos ha hecho que las diferentes disciplinas que conforman las ciencias forenses evolucionen con rapidez, a fin de aportar mediante peritajes con criterios de certeza resultados que ayuden al desarrollo de la investigación criminal.

Dentro las ramas que conforman la criminalística encontramos la balística forense, la cual ha sido sometida a cuestionamientos a cerca de su validez como ciencia. Para dar respuesta a ello, debemos remontarnos a finales del siglo XVIII, en Londres cuando un juez llamado Henry Fielding, decide formar un grupo de personas quienes dieron inicio a los primeros métodos de la investigación criminalística, aunque a veces estos utilizaran métodos ortodoxos o que estaban fuera de la ley. A principios del siglo XIX, cuando aún las armas de fuego eran de avancarga (arma de fuego que se carga por la boca del cañón y sus cartuchos son fabricados artesanalmente), Henry Goddard descubre el autor de un homicidio en el que se empleó para ello un arma de fuego; en el transcurso de la investigación Goddard se percató que el proyectil extraído al cadáver presentaba  un abultamiento, por lo cual empezó a visitar las viviendas de todo los sospechosos  en búsqueda del molde con el cual se había fabricado dicho proyectil; en una de las residencias encontró un molde con características muy similares a las que presentaba el proyectil incriminado, por lo cual decidió hacer muestras patrón y al compararlo con el incriminado noto que estos presentaban características idénticas, lo cual ayudo a que el sospechoso confesara el homicidio.

Lo anterior creó un hecho histórico para la investigación criminal, fundando así el método de investigación a casos de homicidio donde se hubiese empleado un arma de fuego.

El doctor Paul Jeserich realizo un estudio con diferentes armas de fuego y logra determinar que cada arma deja un microrayado único en el proyectil al momento en que este pasa por el interior del cañón; con base en esto, años más tarde Calvin Godarte  logra demostrar mediante el macroscopio de comparación la uniprocedencia entre el proyectil extraído del cuerpo de la víctima con el obtenido como patrón del arma de fuego del sospechoso, dando a conocer el primer dictamen en la historia de la balística forense.

Con la evolución de las armas de fuego, la norma jurídica, la maquinaria delincuencial y los innumerables errores que llevaron a sentencias equivocadas, la investigación judicial se vio obligada evolucionar rápidamente, implementando metodologías técnico-científicas con el fin de estudiar el crimen. Con la ayuda de la criminalística la cual funge como auxiliar de la justicia se pretende determinar quién, cómo, dónde y cuándo se produjo un hecho punible, partiendo para ello desde la escena o lugar de los hechos, la recolección de diferentes evidencias halladas dentro y fuera de los hechos, hasta el peritaje de dicha evidencia.  

Como se mencionó anteriormente y para el caso en concreto, la balística forense ha tenido la necesidad de validar sus ensayos, basándose en los  fundamentos que conforman el método científico, como herramienta más viable para descubrir, comprender y desarrollar principios y leyes que tengan una validez de carácter universal.
Entendemos entonces que el método científico se crea por medio de procedimientos válidos que poseen unas características comunes y están sometidos a un ordenamiento lógico carente de contradicciones en su estructura. Dichos procedimientos están conformados por la observación, la experimentación, la medición, la verificación, entre otros, generando una secuencia de pasos que llevan al desarrollo de técnicas y procedimientos cada vez más específicos. Podemos entonces decir que el método científico es un procedimiento lógico que organiza de manera determinada un proceso de investigación bajo el rigor de la ciencia y tecnología.
Para Mario Bunge la ciencia es el conocimiento aplicado a cualquier campo o materia, pero suele aplicarse con mayor rigor en la organización de un proceso experimental verificable.

Por lo anterior y con el fin de atender a nuestra pregunta inicial, diríamos entonces que si la balística basa sus procedimientos en la observación, experimentación, medición y verificación, afirmaríamos que esta se rige mediante el método científico. Por consiguiente la balística seria la ciencia que estudia los fenómenos que suceden al interior un arma de fuego, las trayectorias y efectos que producen los proyectiles disparados por esta.

La balística forense mediante sus diferentes estudios o análisis, establece elementos determinantes en  la investigación penal, que sin duda alguna crean resultados de certeza, apartados de toda duda e incertidumbre.

Para terminar, citaré algunos casos en los cuales la balística ha sido determinante en la investigación forense: uno de ellos es el caso conocido como la masacre de san Valentín en USA, en la cual se logró comprobar mediante el estudio de comparación  entre las vainillas recuperadas en la escena del crimen y las obtenidas como referencia de una de armas de fuego, propiedad de la banda de Al Capone; otro ejemplo seria la masacre ocurrida en un municipio al sur de Colombia, donde se presumía que tras un enfrentamiento entre un grupo al margen de la ley y el ejercito la nacional, se habría causado la muerte de varios civiles a manos de las fuerzas militares, lo cual se desvirtuó mediante el estudio de trayectorias y posiciones de disparo; por ultimo mencionare el caso en el que un menor perdió la vida a causa de lo que comúnmente se conoce como “bala perdida”, el caso sucedió al sur de una ciudad;  un niño de tan solo 8 años disfrutaba del juego enfrente de su casa, cuando sin causa alguna se desplomo al suelo a causa de un proyectil disparado por un arma de fuego, luego de varios meses de investigación en búsqueda del sospechoso, se realizó una inspección judicial con reconstrucción de hechos logrando establecer que el proyectil extraído del cráneo del menor había sido disparado a 1,6 kilómetros de distancia por un arma de fuego propiedad de un miembro de la fuerza pública, quien ese día celebraba realizando indiscriminadamente disparos al aire la llegada del nuevo año. 



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